A continuación les presentamos un artículo y análisis realizado por Fátima Monasterio, investigadora del CEJIS, sobre los sucesos en Bolivia durante la crisis política después de las elecciones presidenciales del 20 de octubre.
Éste artículo fue publicado en Debates Indígenas.
Considero que cuando se está en un momento de reflexión
en una coyuntura como ésta, el productor del texto histórico-político
no privilegia la persuasión del público,
sino la búsqueda de explicación para sí mismo
y para los que hacían parte comprometida del proceso.
Cuando esto logra coherencia y verosimilitud
se puede volver explicación para los demás.
Luis Tapia
No voy a responderle si en Bolivia hubo o no hubo un Golpe de Estado. A estas alturas usted ya debe haber asumido una postura al respecto y poco puede hacer este -o cualquier otro- texto para cambiarla.
Sin entrar al maniqueo en el que esa discusión nos encierra, me pregunto: ¿acaso podemos atribuirle únicamente a las fuerzas imperialistas y a la derecha boliviana las causas del desenlace del Gobierno de Evo Morales? ¿Realmente creemos que el destino de nuestras sociedades y el límite de realización de nuestros proyectos políticos está absolutamente determinado por los intereses externos?
Por otro lado, ¿podemos afirmar con total certeza que las potencias extranjeras no estuvieron implicadas en la planificación o financiación de los sucesos acaecidos en Bolivia? ¿Es acaso novedad que nuestros países latinoamericanos han sido y siguen siendo un escenario de disputa interimperialista?
Esta guerra de posiciones más que afianzar convicciones propias, poco ayuda a comprender lo que sucede en Bolivia. Cada quien cree y replica únicamente lo que resulta conveniente a su postura, anulando a cualquiera que disienta con ella.
Cuestionar de un lado es ser golpista, del otro es querer que vuelva Evo Morales. La grieta que parece haberse instalado en la academia, en los medios de comunicación y en las redes sociales, se tensiona con el curso de las negociaciones entre los legisladores del Movimiento al Socialismo y el Gobierno de Jeanine Añez que ya han resultado en la aprobación de la “Ley de Régimen Excepcional y Transitorio para la realización de Elecciones Generales”.
Aún nos duelen los muertos, todos. Nadie debería pagar con su vida el abuso de poder. Nos duelen también las heridas que este conflicto ha abierto en la sociedad boliviana y que tardarán en sanar. En las calles y carreteras hay una tensa calma, la gente permanece atenta en vigilias, en reuniones autoconvocadas, en parlamentos de mujeres. Lejos de quienes estigmatizan la crítica, en Bolivia este es un momento de discusión política.
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